Dicen que Cuenca es única… y lo es. Un lugar de construcción medieval, enclavado en la naturaleza rocosa de las hoces del río Júcar, en cuyas laderas reposan las Casas Colgadas, hace de Cuenca una ciudad mágica. Más que mágica, encantada; Bienvenido a la Ciudad Encantada.

Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es uno de los destinos para realizar turismo en la península con mayor atractivo cultural, además de por su casco histórico repleto de romanticismo en sus calles empinadas, por su Semana Santa, reconocida como de Interés Turístico en el mundo entero.

Siete días que podrían convertirse en siete pecados si dejas que sean otros quienes te cuenten su experiencia a pie de procesiones, cuando el paso de los cientos de nazarenos hace temblar el asfalto. De domingo a domingo, de Domingo de Ramos a Domingo de Resurrección y entre medias, los días santos, una época que a todo el que la conoce le gusta disfrutar en Cuenca.

Las calles se llenan de sentimiento con más de treinta hermandades rememorando la pasión y muerte de Cristo. Los procesionarios desfilan vestidos con sus túnicas y capuces acompañando a la imagen a la que pertenecen. Cuentan que los capirotes tienen una forma cónica como símbolo de acercamiento al cielo, paraíso de salvación para los cristianos. Un sentimiento que contagia a los habitantes y a los miles de curiosos que se acercan a la Ciudad Encantada para vivir la Semana Santa como si de un pasaje de la Biblia se tratase.

Ojos que miran sin ver bajo las telas de los caperuzos, ojos que se empañan de emoción. Silencio que se rompe al pasar de pies descalzos hiriéndose con el suelo, o con las marchas procesionales y las músicas cofrades. Lágrimas que se pierden cayendo siempre en algún lugar cerca del corazón, de donde salen realmente. Penitentes que llevan repartido entre los hombros y el alma el peso de su imagen. Una fecha que en Cuenca se vive con especial fervor.

Seguro que habrás escuchado hablar alguna vez de la procesión de los borrachos, conocida así vulgarmente y a muy pesar de los conquenses, porque comienza aproximadamente a las cinco y media de la madrugada del Viernes Santo, hora en la que la gente que disfruta del ocio nocturno de la ciudad y acude a la Iglesia de El Salvador a ver la salida del primer paso: El Jesús de las Seis. Cuatro pasos más llevan a cabo la procesión Camino del Calvario, nombrada también como Las Turbas. Encabezando ésta, se encuentran los turbos, que van vestidos con la túnica característica sin cubrirse la cabeza, además, hacen sonar de manera estridente sus clarines y tambores como símbolo  de la burla a la que fue sometido Jesucristo en su último camino antes de ser crucificado. Mientras, al paso de San Juan Evangelista se oyen gritos y vítores de “San Juan, el guapo” y “que lo baile”. Tras el miserere y el paseo por las calles de la ciudad, los pasos vuelven al punto inicial desde el que partieron, dando fin así, a la procesión de Las Turbas,  la más famosa y reconocida a nivel mundial.

Ya sabes cómo se vive la Semana Santa en Cuenca, ahora sólo te queda sentirla, así que te invitamos a que busques casa rural en cuenca o alojamiento cerca de Cuenca capital. Estamos seguros de que quedarás encantado con tu visita. Recuerda, se trata de Cuenca, la Ciudad Encantada.