Cada día que pasa, parece que el invierno se hace más largo; Está comprobado científicamente el frío y la lluvia producen tristeza en un gran número de personas. Desde este blog queremos proponerte una escapada para disfrutar de los cinco sentidos de Murcia, la ciudad del sol.

Nada más llegar a la capital huertana debes pasear por el casco antiguo, donde podrás contemplar la Catedral de Santa María, un monumento que comenzó a construirse en el siglo XIV y presenta vestigios de diferentes estilos arquitectónicos: Gótico, renacentista y barroco. Colindando con la Catedral podemos deleitar nuestra vista con la majestuosidad del Palacio Episcopal (s.XVIII).

Pero Murcia es una ciudad donde siempre han convivido, bajo los rayos del sol, diferentes culturas. Si caminamos por el entramado urbano antiguo, nos sentiremos parte de la historia en su etapa medieval andalusí. Un reconfortante paseo por el centro de la ciudad, articulado por calles peatonales, hará de esta visita la mejor opción para huir del frío.

Tras los muros de la Catedral encontramos la famosa y concurrida calle Trapería, de obligada visita para aquellos que quieran descubrir los sabores de la huerta murciana en una explosión de colores y aromas digna del mejor de los gourmet. Entre sus platos típicos encontrarás la ensalada y el pastel de carne murcianos, el zarangollo, el arroz con conejo o con verduras o las famosas pelotas en su caldo. Y después de comer, podemos seguir paseando y disfrutando de una ciudad que huele a flores.

El Real Casino con patios árabes y romanos, el Teatro Romea inaugurado por Isabel II, el Puente de los Peligros bajo el que nada el río Segura, arteria principal de la ciudad, o el Jardín de Floridablanca, son algunos de los lugares maravillosos que quedarán grabados para siempre en la retina del que tiene la posibilidad de disfrutar de Murcia.

Nos queda por descubrir el sonido de las olas del mar, porque a pocos kilómetros de la ciudad podemos buscar alojamiento a través del turismo rural o de costa en San Pedro del Pinatar, San Javier o Mazarrón para gozar del arrullo del mar menor, donde el agua es tan cálida como su gente. Tocarás el sol en una ciudad que lo tiene todo y que no se hace sombra a sí misma.

Cada rincón, cada palmera, cada edificio y cada orilla te harán entender eso de “Murcia, qué hermosa eres”.